Atril delante de unas cubas de vino. La escenografía del Consejo Político de UPN, reveladora: la presidenta Ibarrola, embriagada de ansias de poder. El proceso se encuentra en fase de estrujado policial y judicial de los granos arrancados. Después de la fermentación (el jugo de los indicios ha de pasar a pruebas formales), llegará la crianza o sentencia. La enóloga Ibarrola ve cercano el final del proceso: “Chivite tiene los días contados”. Por ende, su Gobierno. Cristina Ibarrola arengó de rojo, el color de la bandera de Navarra. Su admirada Yolanda Barcina también solía hacer guiños con el vestuario. Reivindicó “con orgullo que, tras 20 años de gobierno, en UPN no tenemos un solo caso de corrupción”. ¿Y el Caso Galipienzo, alcalde de Egüés por UPN? En 2009 fue condenado por prevaricación y negociaciones prohibidas a un año de cárcel, 8 de inhabilitación y a una multa de 31.500 euros. Sentencia firme. Aprobó la construcción de un apartahotel en una parcela destinada a uso escolar. El Gobierno le había advertido de la ilegalidad. El juez aplicó a Galipienzo atenuantes por dilación indebida. Entre la comisión de los hechos (2003) y el juicio pasaron más de 5 años. Hacienda le embargó más adelante dos propiedades por no haber declarado lo cobrado por su actividad inmobiliaria siendo alcalde (más de 1,1 millones). Licenciado en Derecho, alegó “ignorancia” de las incompatibilidades. Ignorancia y dilación procesal, bastante comunes en procedimientos con políticos implicados. En 2012, la presidenta Barcina aceptó la dimisión del consejero de Políticas Sociales, Jesús Pejenaute. Un cortafuegos. Kontuz! denunció un intento de blanqueo en su etapa como subdirector de Caja Navarra. Barcina estaba en la Comisión de Control. ¿Vapores etílicos nublan la memoria de Ibarrola o han hecho un PP con el ordenador de la historia del partido? Dietas ocultas, privilegios fiscales y despilfarros son también corrupción. Moral y económica.