El Patio de los Gigantes desterrados

fue en tiempos del tripartito (¡qué cosas!, sentimentalmente hablamos del tripartito como del Pleistoceno Superior), concretamente en 1996, cuando se inauguró el Patio de los Gigantes y se trasladó allí el Área de Cultura del Ayuntamiento de Pamplona. Valentín Redín, entonces director de Cultura, fue el verdadero artífice de la creación de este espacio cultural. En un principio, y de ahí el nombre, parece que se ideó para guardar allí los gigantes y cabezudos de la comparsa de la ciudad. Estos nunca llegaron a pisar el patio pero sí otros: los dos hércules originales que adornaban el tejado de la Casa Consistorial.

Durante los primeros años este espacio estuvo abierto a las diferentes iniciativas ciudadanas, algo impensable hoy en día. Desde 1999, con la llegada de la actual alcaldesa, pasó a albergar solamente actividades organizadas desde el propio Ayuntamiento.

Con el tiempo, el patio se fue convirtiendo en el escenario de muchos de los actos de las programaciones en euskera. Debajo de esa mampara movil hemos oído a Jabier Muguruza, a Mikel Markez, a Maddi Oihenart, a Josetxo Goia-Aribe, a decenas de conferenciantes, actores, cómicos, sabios, músicos y poetas. Unas veces bajo la mampara móvil de plástico, al abrigo de las estufas, tan frecuentes ahora en las terrazas de los bares, y otras bajo el cielo estrellado de la noche pamplonesa. Miles de momentos mágicos.

Ahora dicen que van a cerrarlo, que van a trasladar allí la escuela infantil del Casco Viejo porque necesitan su solar para hacer una ampliación en el Museo de Navarra. En este juego de fichas de dominó que van cayendo y empujándose unas a otras, parece que la última, la del euskera, es la que va a caer en el vacío. Sin refugio ¿a dónde va a ir a parar la programación en euskera? ¿Van a desperdigar las actividades por una infinidad de salas, salillas, salones, saloncetes?? En los civivox no parece que sea, porque hasta ahora en ellos el euskera parece estar totalmente vetado. ¿No hay más opciones?