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A las barricadas

dice la Wikipedia que una barrica, cuba, o tonel es un recipiente de madera utilizado para la crianza de vino. A esto añade que la barrica oxigena el vino lentamente y le aporta textura y aroma. Desde que entró en vigor la ley antitabaco, los que se oxigenan al arrimo de los toneles son ahora los fumadores, que también adquieren una textura determinada, acartonada, en este caso, sobre todo a ciertas horas de la noche.

La fisonomía de las zonas de poteo ha cambiado sensiblemente. Ahora es difícil circular por calles como la Estafeta o San Nicolás en hora punta de poteo. Cubas, sillas, estufas, toldos, parapetos y gente se agolpan a la entrada de los establecimientos, envueltos en una maraña de humo. Son auténticas barricadas, nunca mejor dicho.

A todo esto cabría añadir también el barullo que se monta a ciertas horas. En Pamplona no está prohibido beber en la calle, todavía, pero sí lo está provocar ruidos que perturben el descanso de los vecinos, participar en alborotos nocturnos, o salir ruidosamente de los locales de recreo nocturnos (Artículo 7 de la Ordenanza Municipal sobre Promoción de Conductas Cívicas y Protección de los Espacios Públicos). Así que cuidadito con el tono de voz, las cancioncitas y los gritos. Recordemos que en septiembre unos aguerridos agentes de la Policía Municipal multaron a cuatro jóvenes músicos pamploneses por tocar el Canon de Pachelbel y la Serenata nocturna de Mozart en plena vía pública.

En nuestra sociedad los comportamientos que antes se podrían juzgar como desagradables para algunos, incívicos o inadecuados, ahora se consideran, a nivel legal, amenazas para la seguridad de la convivencia y, como tal, se sancionan.

Ah, y recuerden que el artículo 11 de la Ordenanza dice bien claro que está prohibido grabar o pintar las cortezas de los árboles, así que mucho ojito con poner corazoncitos y tonterías en los árboles de la Barcina el día de San Valentín.