A la motosierra y la guadaña?¡abre la muralla!
"Alguien tiene que decir que los árboles no pueden tapar las murallas" dijo a principios de semana en una entrevista Leopoldo Gil Cornet, arquitecto del Servicio de Patrimonio Arquitectónico del Gobierno de Navarra. Y no dudo en que alguien lo dirá, pero quizá no inmediatamente porque estamos en vísperas de elecciones y la ciudadanía, afortunadamente, es cada vez más sensible con estos temas medioambientales. Los argumentos que defiende el experto, miembro de la institución Príncipe de Viana, es que los árboles impiden la visión de la muralla, que nunca los hubo delante de ella y que sus raíces podrían estropearla. Cierto. En sus orígenes el espacio inmediato que rodeaba la fortificación tenía un evidente interés militar y debía quedar libre de todo obstáculo para su correcta defensa. A comienzos del siglo XVII, el ingeniero militar Cristóbal de Rojas escribía al respecto que un pájaro que viniese por el suelo tendría que ser visto desde la muralla. Pero ya no vivimos en esos tiempos y la función defensiva de la muralla ya no es, evidentemente, un motivo para la tala de árboles. Ahora el principal motivo es, sin duda, estético. Estamos pasando de tener unas murallas comidas por las matas y las basuras, a tener unos paredones impolutos, como los de un Exin Castillos gigante.
Oir recomendaciones como las del señor Gil me da un poco de miedo teniendo en cuenta el concepto de orden y limpieza de nuestros actuales gobernantes: llevarse por delante todo lo que sobresalga más de dos centímetros del suelo. ¿Recuerdan la tala de Curtidores, hace ahora un año, con nocturnidad, motosierra y alevosía? Digo yo que habrá un punto medio, como recolocar arbustos y árboles de copa baja que no tapen toda la muralla, no pegados a la piedra, pero que den al paisaje un toque menos pétreo y militar.
Las murallas son parte de nuestro patrimonio y hay que adecentarlas y cuidarlas, por supuesto. Ojalá hubiesen tenido tanto miramiento con los restos hallados bajo la plaza del Castillo.