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Al hilo de la indignación

SE ve que poco a poco, día a día, a golpes siempre, el orden y sus fuerzas van arrinconando a los indignados callejeros en el apartado donde los quieren desde que comenzaron sus protestas: en el de la marginalidad social y la delincuencia urbana, ésa que merece ser reprimida con el aplauso siempre de la ciudadanía de bien? y blablablablá.

Los indignados están ocupando los espacios públicos con sus actividades particulares y sus reclamaciones. Grave asunto. Los indignados están ocupando los espacios públicos que usa, mayoritariamente, la población que no está indignada, y si lo está, se lo calla y encima vota y cumple, por civismo y hasta porque la santa madre iglesia dice que si no lo haces, es pecado.

La Policía se ocupa en la calle de las protestas de los indignados, y lo hace de manera violenta y espectacular, mientras los rufianes y los profesionales, acta en mano, se reparten los puestos para seguir en lo mismo, con el mismo negocio, haciendo oídos sordos contra lo que una parte de la ciudadanía clama y reclama: su actividad misma. Nos espera más de lo mismo en demasiados sentidos. Hay poco espacio para la disidencia que no sea dentro de los famosos cauces, esto es, no hay en la práctica espacio alguno, porque no hay cauces para la exasperación más o menos juvenil que se expresa en la Red, que es donde empiezan a estar las verdaderas noticias (¡y ojo con el rap!): cómo viven los jóvenes y menos jóvenes las burlas y abusos financieros y bancarios, sectores éstos que, digan lo que digan, no han pagado la crisis; el lujo de una clase política (a la que pertenecen no solo los que tiran de acta-lupara) a salvo de toda contingencia; la precariedad laboral a la que los sindicatos han contribuido con largueza cediendo a presiones cada vez mayores del sistema; las desigualdades en las prestaciones sociales más elementales; los derechos constitucionales pulverizados por la práctica especulativa? ¿Tienen alguna salida los indignados? Lo dudo. ¿Constituirse en partido político? ¿Para qué? ¿Para ocupar espacios marginales, irrelevantes? ¿Para que sus propuestas se disuelvan en la estela de la maquinaria de una sociedad que va embalada en otra dirección, dividida entre uny un también?

Te dirán que se trata de una crisis a nivel mundial, como si eso arreglara algo; pero te lo dirán los que tienen el culo blindado. Te dirán que los callejeros se quejan de vicio y que en el fondo no saben lo que quieren porque no tienen ideología (la ganadera Aguirre)? y que están manejados por los violentos.

Y si los jóvenes se quejan de vicio, la sonrojante frase del príncipe Felipe de Borbón dirigida a una joven navarra que le abordó hace unos días, expresa algo muy extendido: que con la expresión de sus ideas a la contra la joven solo buscaba publicidad, salir en la foto, tener su minuto de gloria, como si la gente hablara o viviera para eso, para tener existencia mediática o para salir del anonimato apareciendo en un repulsivo programa de televisión al uso o similares. Por fortuna, a la joven no la apalearon; algo es algo. Pero la frase del heredero de la corona demuestra que éste tiene un alto concepto de sí mismo y un pobre concepto de los ciudadanos por encima de los que se encuentra poco respeto y, eso sí, muchas formas y más Policía, claro, para proteger éstas; y demuestra también que le gusta el sistema y no la reforma de la Constitución, cosa que comparte con la inmensa mayoría de los constitucionalistas y le hace muy popular.

En Valencia, un pepero de ésos que se abanderan detrás de un crucifijo para tapar el pozo de corrupción en el que están metidos hasta el cuello con sus trajes y sus pelucos de lujo (se los regalan porque les sale de los huevos: eso dicen, campechanos, brutales, cuarteleros), dice que a la Policía se le ha ido la mano apaleando indignados. Y la Policía le replica al pepero que a ella no se le va la mano nunca, aunque calla que es porque los jueces enjuagan todo lo que pueda desmerecer ese pilar del sistema, que no se equivoca nunca y tiene la razón siempre, pase lo que pase, se les vaya o deje de ir la dichosa mano? porque son la verdad. Y añade que si el pepero les critica es por conveniencia política?

Conveniencias. Hoy unas y mañana otras. En otro lugar escribía que ahora mismo toca indignarse con el diccionario de la Academia de la Historia que incluye voces escritas desde el espacio de la verdad revelada y poco o nada correctas. A la vuelta del verano ya veremos dónde está el diccionario y dónde su director, Anes, que sale en las fotos leyendo o haciendo como que lee un tomo de la obra que confiesa no haber leído, y se remite a lo que diga corporativamente la corporación que preside.

Y de la indignación ritual al aplauso igualmente incondicional. Como la OTAN se sentía amenazada, la Policía ha desarticulado la cúpula de Anonymous, nada menos que la cúpula. Anonymous, peligroso movimiento que ha atacado los sistemas informáticos de empresas e instituciones. Terroristas del teclado. La cúpula eran sus tres miembros, o viceversa: pocos miembros para mucha cúpula, o poca cúpula para menos miembros. No desmantelarán a las mafias rusas, italianas o chinas que campan por su respeto en el Levante de los pelucos de lujo y los trajes de aparato, pero a los peligrosísimos Anonymous les agarran hasta las caretas y los manuales de subversión informática. Ya veremos lo que dicen los jueces cuando los juzguen. Estaremos atentos. No, no estaremos atentos. Para cuando los juzguen se nos habrá olvidado la cúpula de Anonymous y sus ataques cibernéticos y que hayan puesto en jaque nada menos que a la OTAN, aunque no hayan dicho cómo, porque para qué, con las bolas de bulto basta y sobra, porque saben que tenemos tragaderas para eso y para más.

El olvido y la riada nos esperan con los brazos abiertos.