eL otro día vi una película que me gustó mucho, Valor de ley, que trata, dicen unos, del cobrarse la justicia por propia mano cuando no hay justicia, o de la venganza, dicen otros. Un western hermoso, con muchos medios en la recreación de ambientes, que me recordó a nuestro Pablo Antoñana, fallecido hace dos años, no por nada, sino porque a él esas historias del lejano oeste y de la frontera le gustaban mucho y a ese mundo dedicó alguna de sus estampas. La venganza era un buen tema de su novela Relato cruento. Supo ver que en aquel mundo de 1873-1876, que dejó una estela de bandidaje de desesperada supervivencia, había historias que no desmerecen las del novelista Corman MacCarthy, en Meridiano de sangre, por ejemplo: barbarie, fanatismo, brutalidad, incultura... esos formidables y temibles patanes que aparecen en otras películas que, como Winter's bone, se ocupan de una realidad norteamericana que los inmigrantes de los países más desfavorecidos que hacen lo imposible por entrar no ven, y no porque los avisos no sean clamorosos:gente sin ley, al margen de esta, en un territorio indefinido, donde vegetan a la espera de que la muerte, venga de la mano que venga, les alcance.
Inmigrantes. En su Diccionario del diablo, Ambrose Bierce los definía como "persona desinformada que cree que un país es mejor que otro". La humorada de Bierce no está mal, pero es de hace más de cien años, cuando el mundo se dividía entre el visible y el invisible. Ahora que el segundo ha cobrado vida pública, la corrosiva humorada se sostiene peor. Claro que hay países mejores que otros. Pregunten a las nigerianas que hacen la calle en los descampados de nuestras ciudades.
Y vuelta a la venganza de la película Valor de ley, donde una serpiente muerde la mano de la niña obsesionada con dar caza al asesino de su padre, una vez que consigue matarlo. Suena a historia edificante, demasiado.
Y para venganza la que postula Ramón Irigoyen en uno de sus soberbios poemas, enmascarándose detrás del antifaz de un proverbio árabe: "Besa la mano de tu enemigo hasta que se la partas". Irigoyen escribió uno de los dos grandes libros de poesía que se publicaron en los años setenta, Cielo e inviernos, ahora recogido en una Poesía reunida, absolutamente recomendable: poemas irreverentes, a contrapelo, imaginativos, lúcidos, agrios y tiernos... Tienen una vigencia sorprendente. Muchos de ellos no tienen ni una arruga. Era demasiado bueno como para no echarse encima a los hampones de la poesía española.
Y por seguir con la venganza o con algo que se le parece: la caída de Gadafi es una gran noticia para quienes han seguido desde el comienzo la operación de acoso y derribo del sátrapa (ahora) que hasta el comienzo de las hostilidades tenía sus dineros y propiedades en los bancos y registros de la propiedad oficiales de los países que ahora le bombardean. No sé ustedes, pero yo no he conseguido averiguar qué hay en el magma rebelde libio, quiénes son, quién mueve de verdad los hilos de sus fusiles, quién carga estos y para qué en concreto. Debo conformarme con que sea un dictador menos y que las riendas de su negocio, los pozos de petróleo, pasen a otras manos. Las famosas libertades, como siempre, pueden esperar.
Como esperarán en el caso del caricaturista iraní al que le han roto las manos por hacer una caricatura de Al Asad. Hay culturas poco complacientes con la caricatura, esta misma, la nuestra, tan multicultural (mentira) y tan liberal (mala verdad) a poco que el caricaturista le de al poderoso donde más le duele. Los truhanes, tahúres y trileros de la política son más sensibles a la burla que a las crítica argumentadas. Burla y desprecio profundo que hay que llevar a la calle, al escenario.
Y hablando de juego amañado, en Navarra, Jiménez, del Partido Socialista (menudo misterio, a saber en qué consiste tal cosa), ha declarado que el Gobierno al que pertenece va a llevar a cabo un plan de ahorro basado en la supresión de trece cochazos oficiales de los que usan expresidentes y hasta un fiscal jefe. Coches oficiales, ex presidentes... ¿Por qué todavía tiene coche oficial Del Burgo? ¿Hasta cuándo duran los privilegios? Crece el paro, la necesidad, pero también los sueldos de los que hacen dinero con el dinero de otros, a su costa, empleando todas las energías en salvar el mundo financiero. Mientras el ciudadano de a pie se ahoga, y hoy encontramos cerrado ese comercio y mañana el de enfrente, y aquel no paga lo que debe porque no quiere y el otro porque no puede, ellos llevan vidas de privilegio millonario.
Y digas lo que digas, esté el rey desnudo a todas horas o tengas todos los días al dinosaurio soñado sentado en tu regazo cuando despiertes, todo lo que dices es demagogia, populismo barato. Coches oficiales, seguidos de coches de matones, forman parte de un sistema en el que son un signo dedistinciónsocial más que otra cosa. Veremos en breve lo poco que esto tiene que ver con la amenaza terrorista. Hay parasitismo social de envergadura, aunque lo llamen de otra manera, o de ninguna.
Vivimos en la Cueva de Alí-Babá, pero aquí no hay Ábrete sésamo que valga, no hay más contraseña que pasar por el aro y lamer los culos que haya que lamer. Vivimos en un país muy raro, donde un chivato de la Policía franquista puede acabar de senador. Es una peculiar manera de entender la democracia y de practicar una sastrería deportiva que el gran Houdini, mago, habría envidiado hasta el delirio en escena.
Aquí,parece que el que no se lleva una parte del botín público no es porque viva de forma pública o privada con arreglo a una ética (antigua), sino porque no puede o porque le echan el alto los matones de traje y corbata, rociados de unas aguas de olor que quitan el hipo, disuasorias, verdaderamente antidisturbios. No son gas mostaza, pero en Inglaterra el premier tendría que pedir autorización al Parlamento para usarlas, como las balas y pelotas de goma, y ese guanaco chileno que en las calles de Valparaíso y Santiago barre estudiantes y currelas de las calles como si fueran monigotes. Hasta que suena un tiro y hay un muerto. Y nadie ha sido.Que vivan los estudiantes/jardín de las alegrías./
Son aves que no se asustan/de animal ni policía/,
y no le asustan las balas/ni el ladrar de la jauría.... lo cantaban Violeta Parra, Ángel Parra, Daniel Viglietti, Mercedes Sosa... en otro mundo.