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Roberto: si estás ahí, ¡manifiéstate!

¡Qué miedo! El espíritu de Roberto Jiménez estuvo el domingo pasado en la manifestación convocada por UGT y CCOO. Me imagino su mano invisible sosteniendo la pancarta, su intangible puño en alto y una voz cavernosa susurrando La Internacional en los oídos de los manifestantes. Lo de la presencia espiritual no lo ha dicho Iker Jiménez, el periodista del más allá, sino Juan José Lizarbe cuando le preguntaron por la ausencia del líder socialista en la protesta. Lizarbe explicó que no les parecía adecuado que Jiménez, siendo vicepresidente del Gobierno navarro, estuviera allí, e intentó quitarle hierro al asunto diciendo que el resto sí que estuvieron allí "en cuerpo y alma".

Es lo que tiene el querer jugar a dos bandas. No se puede estar en misa y repicando. Es un ejercicio de malabarismo el intentar estar a bien con UPN, cada vez más cercano al PP, y, al mismo tiempo, ser coherente con los principios socialistas y el discurso de Madrid. En Navarra los socialistas están apoyando, o no impidiendo, que UPN saque adelante muchas de sus iniciativas y esto está desgastando las figuras de Roberto Jiménez y Elena Torres consejera de asuntos sociales y peliagudos, como si fueran pastillas de jabón.

De momento parece que Jiménez y Lizarbe han decidido repartirse los papeles de poli bueno y poli malo. Mientras Roberto, desde su asiento de vicepresidente, hace afirmaciones gaseosas como que le gustaría que ETB se viera en Navarra sin problemas y habla de lealtad y compromiso, Juan José, portavoz parlamentario, se afila la lengua para ejercer labores de jefe de la oposición al Gobierno de Rajoy y, en cierto modo, también a la apisonadora de UPN. Lo que parece claro es que anteponen las ventajas de estar en el Ejecutivo a los inconvenientes, tal y como se desprende de lo redactado en la ponencia política que se debatirán en el congreso de abril en el que tendrán que decidir muchas cosas, entre otras si Jiménez sigue en el barco en cuerpo o sólo en alma.