Es legendaria la escena de Amanece que no es poco en la que el alcalde, al que interpreta Rafael Alonso, sentado junto al sargento de la Guardia Civil, al que encarna Saza, tiene delante de sí reunido a todo el pueblo, expectante ante los resultados de las elecciones, y golpea la mesa y dice: ¡En resumen, hemos ganado los de siempre! O sea, yo de alcalde. De cura, don Andrés... Y va desgranando todos los cargos que deben ser ocupados en un pueblo como Dios manda. Es genial eso de los de siempre. Ayer lo mencionó el también multidietista en Can y presidente de la CEN, Sarriá: la solución a la situación actual pasa por el entendimiento entre los partidos constitucionalistas, como siempre ha sido. La duda que me queda es si ese como siempre ha sido se refiere a la solución o al entendimiento. Porque no es lo mismo. Es más, es muy diferente, no como su discurso, que este sí que es el de siempre, les siente bien, mal o como el propio culo a los miles de empresarios navarros y que quizá prefiriesen que el multidietista se dedicase a asuntos empresariales y no a partidismos. Además, que no hace falta que nos diga usted lo qué opina, señor Sarriá, que se repite más que el ajo, como el alcalde, el cura, el guardia civil y todo el monario habitual. Los de siempre. Tiene cojones el asunto. Otro que niega el pan y la sal a la posibilidad -ojo, la posibilidad- de que los ciudadanos libremente puedan optar por unos caminos o por otros o que aunque solo sea por probar y ver qué pasa quizá prefieran que ese como siempre ha sido caliente banquillo un rato, que vete a saber que si luego le toca volver a ser titular sale con más ganas, que suele pasar. Los de siempre son ustedes, Sarriá, los que se perpetúan en absolutamente todos los cargos de este pueblo como Dios manda. Pero si Dios manda otra cosa pues tendrá que aguantarse, en resumen.