Lo primero que he visto al entrar en la página web de Senda Viva ha sido: “¡Un mes terrorífico! ¿Te atreves a cruzar la senda del terror más grande de Europa?” y he pensado “pues sí que han calado hondo los resultados del informe de Comptos”. En esta ocasión la Cámara de Comptos (Cámara de los Horrores para el Gobierno de Navarra) ha sacado a la luz el informe realizado sobre las inversiones financieras de la empresa pública Sodena entre 2002 y 2013. Entre otros muchos datos destaca que de los 109 millones prestados a 39 empresas, 55 fueron para Parquenasa, o sea Senda Viva. Y que de ellos 32 se dan por perdidos. El proyecto se inició en 2001 con un capital de 9 millones. De ellos Sodena aportó casi la mitad y cuatro años más tarde se quedó en Senda Viva más sola que su ejemplar de tigresa dorada tras la desbandada de inversores privados.

Comptos le aconseja de modo educado que priorice la inversión en sectores estratégicos y que analice bien en qué invierte el dinero público. Lo mismo que advertía en su día en referencia al circuito de Los Arcos, otro ejemplo de patinazo megalómano de “esa época finalista de bonanza en la que sobre la base de un proyecto privado el Gobierno se convierte en el protagonista en un entorno donde la viabilidad era muy dudosa”. Como dudosa e incierta es la viabilidad del Reyno de Navarra Arena. Un pabellón multiusos con capacidad para 14.000 almas de pie o 9.800 sentadas en gradas fijas y telescópicas, que ha costado 60 millones, que está ya prácticamente terminado y que no se inaugura porque no se sabe para qué se va a utilizar ni quién va a poner los 400.000 euros del ala que costaría al año el mantenimiento entre gastos de vigilancia, agua, gas e impuestos.

A este paso aquí también nos van a freír con una lluvia de fuego y azufre porque este Gobierno no deja de hacer con los contribuyentes eso mismo que querían hacerles en Sodoma a los ángeles enviados por Dios.