la justicia no es ciega, sino que tiene el ojo cuco. Ay, qué grande Alfredo Zitarrosa en La ley es tela de araña:
“Siempre había oído mentar/que ante la ley era yo,/ igual a todo mortal./ Pero hay su dificultad/ en cuanto a su ejecución”.
La absolución de Esperanza Aguirre tiene la apariencia de ser un caso de zafiedad jurídica y de prepotente recochineo. No hay quien ignore lo que el magistrado autor de la resolución parece ignorar: que de ordinario, diga lo que diga el policía que te acuse, testifique lo que testifique, bien solo o acompañado, su testimonio va a misa, haciendo de la seguridad jurídica un matasuegras burlesco.
En el caso de la Aguirre sin embargo, visto sin duda quién era la acusada, el asunto ha funcionado al revés. Todos sabemos que de haber sido nosotros los encausados estaríamos en prisión preventiva o ya condenados en firme por medio de una de esas amenazas judiciales que reciben el nombre de juicio rápido. Pero nosotros somos la anti España, ella que nos acaba de bautizar de esa manera, no, ella representa la misma España que el juez. Si esto no son dos medidas y arbitrariedad a raudales, que me digan qué es.
Para muestra de la situación que estamos viviendo, este botón: “Ni aunque vinieran mil como usted... creeré antes en la palabra de un policía”. Eso se lo dijo la jueza Carmen García Martínez a Rodrigo Lanza, una de las víctimas del 4-F, el escandaloso proceso que condujo a la muerte a Patricia Heras, involuntaria protagonista de Ciutat Morta, en el que los malos tratos, el falso testimonio, la indiferencia o complicidad judicial, policial e institucional se dieron cita y que va a quedar en los anales de la infamia.
La realidad es que buena parte de la ciudadanía no confía en la magistratura. Vemos a los jueces como nuestros enemigos, porque está visto que son de temer, y que haremos bien en mantenernos cuanto podamos lejos de su territorio... y esperamos poder seguir diciéndolo y escribiéndolo, y que no regrese el infame delito de desacato que equivalía a una mordaza frente a lo que consideremos un abuso.
Cómo extrañarse pues de que la Comisión Europea haya expedientado a España por infracción de las normas que garantizan un juicio justo y de que el país de Rajoy esté bajo el punto de mira de todos los organismos internacionales por lo que al respeto y ejercicio de los derechos fundamentales se refiere. El momento que vivimos es gravísimo y nos retrotrae al franquismo, vengo diciéndolo en esta y otras páginas desde hace mucho... no hacía falta ser un adivinador del porvenir para decirlo.
Y sigo con Alfredo Zitarrosa, voz de justicia desgarrada:
“Vamos pues a un señorón, / Tiene una casualidad [...] Al principio mucha bulla,/ embargos, causa, prisión;/ ¿Y la mosca? No se sabe,/el Estado la perdió;/ el preso sale a la calle/y se acabó la función”.
Y es que por su parte, al Bárcenas, impecune ciudadano que ha podido reunir en cuestión de horas 200.000 euros para salir a la calle, una vez en esta le ha faltado tiempo para decir, primero que ha sido fuerte y que el PP no tiene nada que temer, algo temible en sí mismo, y acto seguido para afirmar algo que sabe el juez instructor, la Fiscalía y la Abogacía del Estado de la causa Gürtel y similares: que el Partido Popular tenía caja B y hacía uso de dinero negro, procedente de entender la cosa pública como un chanchullo irrefrenable, algo que por lo visto los únicos que lo ignoran, cuando menos en público, son los usuarios y beneficiarios de la dichosa caja o cajas, del presidente de Gobierno al último mono de su partido, este por delirante disciplina de amaestrado... Y no pasa nada, el mayor tramposo que ha gobernado la España de la Edad Moderna, sigue impertérrito con sus acólitos haciendo campaña electoral. Sabe. Sabe que no está solo y que a sus votantes les gusta que haya cajas B porque muy probablemente ellos también las tienen y si no, aspiran a tenerlas, porque tenerlas es un signo de distinción social que otros no podemos permitirnos y si no que se lo pregunten a la ministra de las vírgenes y los santos a la que Europa acaba de decirle algo que sabe mucha gente: que el salario mínimo español es una mierda.