Según los datos del Navarrómetro hechos públicos ayer, la percepción de la mayoría de los navarros sobre el estado de su comunidad es “regular”. Señala también la encuesta que, aunque sea sólo por unas centésimas, ni el Gobierno foral ni su presidenta llegan al aprobado de los votantes. Así, si ahora se celebrasen comicios autonómicos, la actual mayoría en el Parlamento foral de 26 a 24 a favor del cambio pasaría a un empate, de 25 a 25. ¿La buena noticia? El desgaste que produce en el Gobierno el fuego inmisericorde de la oposición está siendo mínimo. La mala es que no le hace falta mucho más para que cambien las tornas. Lo que hace año y medio salió por los pelos, también por los pelos podría perderse. El presidente de UPN, Javier Esparza, se congratulaba ayer por los resultados de la encuesta. Obviaba lo mal parado que sale él de la misma. Sólo la líder del PPN, Ana Beltrán, saca peor puntuación que él en un ranking que encabeza Uxue Barkos -la mejor valorada? seguida de los portavoces de Geroa Bai, Koldo Martínez, e I-E, José Miguel Nuin. El pasado junio, la noche de las últimas elecciones generales, Esparza anunció exultante el principio del fin del cuatripártito y el inicio de la carrera por la recuperación del Gobierno foral para UPN. Otra de las profecías del exconsejero desmentidas por la maldita realidad. Un parlamentario más no parece una renta muy impresionante para año y medio de oposición a lo bestia como están protagonizando UPN y PP en la cámara navarra. Al nuevo gobierno le ha costado arrancar. Quizás no podía ser de otra forma. El perfil bajo y los errores de los primeros meses parece ir corrigiéndose este otoño a base de iniciativas. Todavía tiene tiempo para que todo ello se traduzca en votos.