La persona que hoy en día responde por Sergio Sayas no es quien dice ser. No puede serlo. Tal vez hubo alguna vez un Sergio Sayas pululeando por la política foral, encadenando cargos y carguitos hasta el infinito y más allá. En algún momento debió de desaparecer para ser suplantado por otro. No queda otra. Cabe preguntarse dónde fue a parar el verdadero Sergio Sayas. Si regenta ahora un club en las afueras de Valencia o es numerario en un colegio mayor madrileño. Si se apuntó en una guerrilla africana o levanta pisos en Dubái. A lo mejor se pegó un mal golpe cuando estaba de vacaciones y deambula desmemoriado por los basureros de Los Ángeles. O quizás no haya salido de nuestras mugas y esté atado de pies y manos, secuestrado en una cueva ribera. “Si pagan la extra no harán si no lo q debían haber hecho hace meses. Las iniciativas d UPN habrán servido para q les de vergüenza no pagarla”. Lo firmaba Sergio Sayas, pero eso es imposible. Quien lo escribió y tuiteó ayer desconocía a todas luces que el único mérito de UPN en la decisión del actual Gobierno de Navarra de devolver la paga extra a sus funcionarios, es habérsela previamente quitado. Alguien que al parecer no sabe que si UPN se la quitó fue por seguir al PP, quien en Madrid decidió hacer lo propio con los trabajadores públicos del Estado, porque la prioridad era la banca. Alguien que no se ha enterado que si el PP decidió devolverla fue porque tocaban elecciones y para ello no tuvo reparos en echar mano de la hucha de las pensiones. Evidentemente, ese alguien no puede haber vivido aquí estos últimos años. Nadie, ni tan siquiera un parlamentario de UPN, tiene tanta desfachatez. Nadie, ni tan siquiera alguien que tiene como jefe de filas a Javier Esparza, tiene la cara tan dura. Dice que es Sergio Sayas, pero no es Sergio Sayas.