Profesora Beltrán
Parece que a la señora Ana Beltrán no le ha gustado mucho que el Gobierno de Navarra intente poner orden en este sin vivir que es el uso oficial de la toponimia y nos ha dado una nueva lección de filología vasca: “La Real Academia de la Lengua Vasca hace cosas curiosas. Resulta que Luquin sería Lukin, con k, y supongo porque en euskera no existe la grafía q, pero resulta que Mañeru se mantiene como tal cuando la letra ñ no existe tampoco en euskera.” ¿Cómo? ¿Por qué ahora le niega la existencia a la ñ? Se trata de la decimoquinta letra del alfabeto vasco y aparece en todos los dialectos. En cuanto al fonema /ñ/ el lingüista Koldo Mitxelena considera que es el resultado de la palatización de la n en la pronunciación de la -in-. Este fenómeno no es homogéneo y por ello a la hora de estandarizar la lengua se optó por escribir -in- y que cada cual pronuncie como es su costumbre. Aún y todo sí que hay palabras que se escriben con ñ, incluso unas cuarenta empiezan por esta letra, y son muchos los topónimos que la llevan como Iruñea, sin ir más lejos. Decir simplemente que en euskera la ñ no existe es un fenómeno de paletización.
Pero esto no es todo. La señora Beltrán terminó de bordar su intervención diciendo “Y Pueyo sería Puiu. A mí me parecen una tomadura de pelo estos nombres. Cambian una letra por otra para decir que es euskera. Que huele a engañufla.” Pues no, no es una broma. El origen de estas dos palabras está en el latín podium, (elevación del terreno) que en castellano evolucionó a poyo, en parte de Navarra y Aragón a pueyo y en euskera se tomó como puiu, forma presente en diversos topónimos y documentada en el término Puyu mendia en 1563.