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Apaga y vámonos

Hace unos dos años, entre los resultados de una encuesta realizada en toda Europa, se destacaba que más del 80% de los jóvenes estaban convencidos de que van a vivir peor que sus padres: con sueldos más bajos, peores condiciones laborales y escasas pensiones de jubilación. Eso no ha cambiado. Al contrario, probablemente haya ido a más. Acabo de leer una entrevista que le han hecho a Chomsky con motivo de sus 90 años y comparando la situación actual con la Gran Depresión de la década de los 30, dice: “Entonces se tenía la idea de que juntos se podía vencer a la crisis. Y eso se ha perdido. Ahora vivimos la sensación de que estamos solos. De que no hay nada que hacer. Y de que el Estado está contra nosotros”. Esto último es terrible: comprobar que el Estado no protege a la gente que le vota. Con la crisis de 2008 se inició un ataque inmisericorde de los ricos a la clase media. Y el Estado (los estados, todos), por razones más o menos desleales y bastardas, han optado por salvaguardar antes el dinero de los ricos que el de la gente normal o desfavorecida. Así, los ricos lo son cada vez más, mientras el resto seguimos perdiendo en poder adquisitivo y ganando en conformismo. Y eso, al parecer, significa que el sistema funciona. Le preguntan a Chomsky si hay aún esperanza y dice: “Claro, aún hay movimientos populares, gente dispuesta a luchar?”. Ahora está empezando aquí la lucha de los pensionistas. Me parece que no se les está haciendo el caso que merecen, pero a lo mejor se convierten en un ejemplo. Piensen que si permitimos que se burlen de ellos y los humillen con retórica parda, los demás iremos inmediatamente después y seremos tratados todavía peor. ¿Alguien lo duda? Hay que animarles y apoyar sus exigencias y reivindicaciones. Lo contrario sería ser estúpidos. Si los nietos van a vivir peor que sus abuelos, apaga y vámonos.