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Caídos

La historia se puede repetir. Y cuesta dinero. “La fiesta entre las flores”, de los arquitectos Tuñón y Moreno, fue la idea ganadora para la construcción del Museo de los Sanfermines (2001-Diciembre-13). El proyecto consistía en un puente sobre el Arga (150 metros de largo, 20 de ancho) que conectaba la Rochapea con la ciudad histórica mediante la excavación interior del baluarte de Parma (parte baja de las antiguas huertas de Santo Domingo). La Institución “Príncipe de Viana” aguó la fiesta por la afección a la muralla, declarada Bien de Interés Cultural. Según las cuentas del concejal Abaurrea (Ciudad Habitable y Vivienda), la larga peripecia del Museo (luego centro temático) ha causado a las arcas municipales unas pérdidas de 6 millones de euros. El actual equipo de gobierno va a recuperar la fórmula del concurso internacional de ideas para decidir sobre el futuro del Monumento a los Caídos. No serían vinculantes para la determinación final. Como estímulo, cinco premios de 25.000 euros. También se ha gastado en unas Jornadas de Reflexión. Sobre el monumento, la propuesta de actuación es libre y abierta. La zona de actuación está formada por el propio monumento, la plaza de la Libertad y los jardines traseros (plaza Serapio Esparza), más las calles adyacentes. Parece razonable que los participantes en el concurso conozcan de antemano los límites de actuación permitidos en el edificio. Sería inteligente y honesto evitar lo inviable. Y prudente en la relación entre Ayuntamiento de Pamplona y Gobierno de Navarra para evitar tensiones innecesarias. Seamos claros: ni el gobierno municipal de Asiron quiere dictaminar el derribo de un inequívoco símbolo franquista, ni el gobierno de Barkos quiere adelantar si lo autorizaría. El margen de actuación sobre el Monumento a los Caídos del bando sublevado (Navarra a sus muertos en la Cruzada-1942-ocultos ahora, que no retirados, sus símbolos franquistas) exige claridad previa. Diáfana.