Algunos jueces se quejan de recibir presiones. Dicen que ellos también son humanos. Pero, ¿quién no recibe presiones? ¿Acaso se puede vivir sin recibir presiones? ¿Y quién no es humano? Los columnistas, por ejemplo, también somos humanos y recibimos presiones. Y las sobrellevamos como podemos. Hay un anciano pamplonés, un hombre, en realidad, de buen aspecto y noble actitud (el otro día llevaba una cazadora roja tipo Burberry bastante elegante), que me asalta por la calle y me busca en las terrazas que suelo frecuentar para sugerirme que escriba sobre los temas que él considera importantes. A veces hasta ha llegado a pagarme la cerveza. ¿Se podría decir que he incurrido en aceptación de soborno? No lo sé, pero no estoy tranquilo. Ahora lleva un tiempo insistiendo en que dedique una columna a denunciar lo indignante que resulta que abran los telediarios con una noticia de fútbol. Asegura que lo están haciendo bastante a menudo y por nada del mundo me atrevería a dudarlo. Los telediarios son una basura, contesto con una displicencia de la que me arrepiento en el acto. Pero ya que estamos, voy a aprovechar para decir que el fútbol ya no es lo que era. Lo siento, pero eso es lo que yo percibo. El fútbol está enfermo. ¿Puede desaparecer? No digo eso. Siempre habrá gente para la que el fútbol represente la principal razón para vivir y comunicarse con los demás. Y al parecer siempre funcionará como negocio mediático. Pero ya no es la verdad suprema. Ya no es la religión verdadera que nos consolaba, nos daba esperanza y nos hacía soñar con la salvación. Y darte cuenta de esto duele. El caballero acosador de la cazadora tiene razón: es insultante que arranquen los telediarios con noticias de fútbol. ¿Se puede vivir sin fútbol? La respuesta es sí. Pero tienes que sustituirlo por otra cosa. Y eso es lo difícil.
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