Vivimos en un mundo que tiene mucha prisa. Para ir a los sitios, para hacer las cosas, para que nos atiendan, para que nos quepan en las horas todas las marcas que hemos puesto en la agenda. Para todo. Imagino que esto también se traslada al pensar, al hecho como tal de pensar. Para pensar rápido y que pensar no te quite ese tiempo tan valioso que necesitas para hacer esas miles de cosas lo mejor es dividir casi todo en 2 polos contrapuestos, quedarse con 1 y armarse con un buen arsenal de razones que expliquen y defiendan tu polo y con otro buen arsenal que denigren el contrario. Sin medias tintas, que obligan a matizar y quién tiene tiempo para matizar nada. Veamos por ejemplo lo de ETA. Quienes no disponen o no quieren disponer de tiempo para pensar, a pedir que los presos de ETA -en su mayoría nauseabundo, en mi opinión, claro- tengan las mismas condiciones que otros presos les parece estar a favor de los presos de ETA. Es un silogismo inventado, pero que utilizan y les funciona. Es como si yo pido que no le partan las piernas a la asesina del niño Gabriel. Eso no es estar a favor de la asesina del niño Gabriel, ¿no? Supongo que me siguen. Estos días pasados, en cambio, hubo mucho de eso, como hubo mucho de recordar todo el daño y el dolor que causó ETA. Al parecer, en un estado democrático causar daño y dolor invalida eternamente para que se haga justicia y no venganza. Y que conste que ni siquiera estoy hablando de la perfomance de Sare, va mucho más allá. En esta sociedad estar en contra de algo es, para muchos, estar a favor de su contrario y como tú causaste un dolor inmenso todas y cada una de tus reivindicaciones o las de tu familia son infames, un insulto y escupo en ellas. Se sabe que esto no iba a desaparecer -ni debe- con prisa, pero un poco más de esfuerzo emocional, mental y humano creo que sería de agradecer. Falta va a hacer, al menos.