Coinciden Navarra Suma y Bildu en criticar la ampliación en el número de consejerías del actual Gobierno, bajo la premisa de que el paso de 9 a 13 va a suponer un incremento anual del gasto de 1,6 millones de euros. Bueno, bajo ese prisma tan sencillo de plasmar, es una mala decisión. Lo recomendable, entonces, sería bajar de 9 a 5 o 4 y ahorrarnos así esos 1,6 anuales o incluso no tener consejerías y nos ahorramos el 90%. No sé, hacer de una cifra así -1,6 millones- algo importante cuando el gasto en personal de la administración es de más de 1.300 millones de euros cada año parece cuando menos cogido por los pelos, si el análisis es solo ese: 1,6 millones anuales más. Cosa distinta es si la crítica viniese acompañada de la no necesidad según estas formaciones de que cada uno de esos asuntos cuente con una consejería propia y direcciones generales propias y argumentado el por qué de la no necesidad de cada una de las nuevas y dónde las incluirían ellos si es que las incluirían en alguna parte. Quedarse únicamente con el aumento de gasto -siendo importantes 1,6 millones de euros, por supuesto- sin aportar variables o soluciones más allá de la demagogia de que todo incremento de gasto es malo per se no es precisamente ejemplo de política rigurosa. Con lo que hay que ser riguroso al extremo es con la efectividad de esos departamentos, pero al igual que con los ya existentes o lo ya existente, no vayamos a caer en la trampa de creer que algunas estructuras por llevar mucho tiempo no tienen que ser igual de efectivas y rentables del modo que sea a los ciudadanos, que somos quienes las pagamos con nuestros impuestos. Pues igual al final las consejerías resulta que se quedan cortas y lo que sobran son otros gastos. O no. Lo que no es de recibo es que nos quedemos solo en el aumento de gasto. De Navarra Suma es lógico. De Bildu extraña más. Es política barata.