El portavoz de Navarra Suma el otro día en la comparecencia del Consejero Manu Ayerdi era Carlos Pérez-Nievas. Al comenzar, dijo, textualmente: “Buenos días a su equipo, que desde luego demuestra que la mujer si se esfuerza tiene plenos? las mismas posibilidades que los demás, porque tiene usted el equipo compuesto exclusivamente por mujeres, lo cual nos parece francamente importante visualizarlo así”. Bien. Es una frase desafortunada. El propio Pérez-Nievas lo reconoció horas después, algo que, por otra parte, le honra, porque los políticos no son mucho de reconocer sus zankarradas: “Es muy probable que la frase sea manifiestamente mejorable. Pero al finalizar la sesión me he dirigido a todas ellas para disculparme si se habían sentido ofendidas. Todas ellas me han dicho que para nada, cosa que me tranquiliza. En todo caso tomo nota”. Efectivamente, la frase era muy mejorable, pero las frases en la mayoría de los casos son solo eso, frases, más o menos tontas, como era el caso: el problema suelen ser los pensamientos que hay detrás. De una frase torpe ni se me ocurre creer que Pérez Nievas sea tal o cual cosa, pero lo que es obvio es que hay un problema si a punto de llegar al 2020 un político tiene que destacar que un equipo o un organigrama esté formado casi solo o sin el casi por mujeres y además añadirle la bobada paternalista del “si se esfuerzan”. Esto afortunadamente lleva tiempo pasando y ya llevamos tres presidentas de Navarra consecutivas, al igual que decenas de consejeras, directoras, alcaldesas y toda clase de cargos. Lo que hay que hacer desde la política -gobierno y oposición- es que esto que lleva pasando ya años en la esfera pública crezca en la empresa privada y en el día a día de cada mujer, comenzando por las más vapuleadas y que más sufren la discriminación: las de abajo. Ahí hay que fijar la vista y no perder el tiempo en frases torpes.