Ha propuesto Eh Bildu en Pamplona una ordenanza reguladora de las casas de apuestas y locales de juego de la ciudad, con especial atención a que no se abran cerca de colegios, lugares de ocio, etc?, amén de toda una serie de cuestiones dirigidas a prevenir las adicciones que el juego y las apuestas deportivas pueden provocar. Está esto muy bien y de hecho recoge y va al rebufo de muchas iniciativas ciudadanas que se han manifestado últimamente contra la apertura de esta clase de establecimientos en diversos barrios de la ciudad y localidades cercanas. Lo dicho: perfecto. Convendría no olvidar, no obstante, que durante los 4 años que Bildu dirigió la ciudad se abrieron bastantes de estos establecimientos, algunos de ellos bien cercanos a colegios -el de la calle Aoiz, por ejemplo- y que el problema era el mismo que ahora y que entonces no parecía haber problema con licencias, metros y otras cuestiones. Nunca es tarde si la dicha es buena, pero, eso, que al pan pan y al vino vino. El tema de las apuestas, ya sean en locales físicos u online -o en bares, convertidos con sus máquinas de apuestas en puntos también a revisar- nos implica a todos como sociedad, incluidos a los medios de comunicación vía publicidad, con lo cual sería más que conveniente que se estableciesen tanto a nivel nacional como local legislaciones y pautas claras para, contemplando la iniciativa privada, proteger a su vez la salud pública y especialmente la de los más jóvenes, los a priori más proclives a caer en problemas de esta clase, problemas muy potentes y que si no se abordan y regulan de una manera más restrictiva van a seguir creciendo. Que los equipos deportivos sean a su vez los mayores propagadores de esto es el summun del asunto, la contradicción máxima, pero eso no evita que existan otra serie de responsabilidades personales, gremiales, colectivas e institucionales a abordar .