os Sanfermines -como otras muchas fiestas- se celebrarán si existe seguridad y certezas de salud pública de que celebrarlos no va a suponer un riesgo para la población y de que no va a significar la posibilidad de que algo que parecía controlado vuelva a rebrotar. Imagino que todos en esta ciudad y en la comunidad somos conscientes de la importancia económica que tienen las fiestas locales para cada localidad medianamente grande y más en el caso de una fiesta internacional como San Fermín, que deja millones y millones de euros en toda clase de sectores. De la misma manera, sabemos la importancia emocional que estas fiestas tienen para cientos de miles de personas, pero, amigos, aquí vivimos todos y el bien más preciado que tenemos es el de la salud, así nos entre una depre post-soviética si no se celebran. Tengo decenas de amigos y conocidos con bares, tiendas, etc, etc, así que capto de sobra la importancia de esos 9 días para muchos de ellos y por supuesto ojalá esto escampe en las semanas que sean y se logren salvar cuantas más de nuestras economías particulares mejor y cuantas más de nuestras alegrías vitales, pero no estaría de más no descartar ningún escenario, puesto que ya hemos visto que lo que hace 15 días parecía ciencia ficción se ha convertido en una realidad. Hace 10 días estábamos llenando El Sadar, de manifestación, Javierada, el habitual cogorceo del sábado, cientos de misas y mil cosas más, todas ellas por parte de personas de toda clase y signo político -al parecer el día 8 solo hubo una manifestación feminista, el resto estuvimos en casa- y ahora estamos como estamos oyendo toda clase de cifras, previsiones y proyecciones temporales. Como digo, ojalá los Sanfermines salven el pescuezo, pero, si eso no es así, un aviso a quienes no tienen negocios en ellos y solo la parte emocional: se puede, de verdad que se puede. Y se aprende.