ubiese sido fantástico que el estudio de seroprevalencia del covid que se está efectuando en España -falta una segunda vuelta de pruebas a las 60.000 personas, amén de los resultados más precisos del inmunoensayo, que dará cifras más exactas- nos hubiese dicho que la enfermedad la tuvo el 20% de la población, el 40% o el 60%. Eso nos hubiese por un lado indicado que su capacidad porcentual de matar o llevarte a un extremo grave es menor y, por otro, que habría más personas supuestamente inmunes durante un tiempo, haciendo de escudo protector para los demás. Pero el estudio habla de un 5%, un 5,8% en Navarra, que quizá suba algo cuando se puedan calcular bien las infecciones actuales -el famoso IgM-. Esto significa que unos 40.000 navarros han tenido el virus -puede subir o bajar algo esa cifra tras la finalización del estudio, que incluye a 2.000 navarros-. El estudio es de suficiente volumen como para ser bastante verosímil, lo que se demuestra con las tasas de letalidad que ofrece, generales y locales. Desde el inicio de esto se explicaba a través de muchos estudios estadísticos, que el porcentaje de fallecimientos sobre el total de infectados reales iba a estar cercano al 1%. Así es. En España, esa cifra es del 1,13% con datos de hace dos días. En Navarra, del 1,28% -Navarra incluye en sus datos fallecidos en sus residencias con positivo confirmado, algo que no se sigue con tanto rigor en el conjunto del país-. Esto es: entre 10 y 15 veces más letal que la gripe y con capacidad de mandar a 2.000 de esas 40.000 personas al hospital -un 5%-. Así pues, una pena que no la haya pasado el 50%, pero ahora mirémoslo así: si con esta virulencia y letalidad lo pasa de golpe un 50% estaríamos hablando de 20.000 hospitalizados y unos 6.000 fallecidos en Navarra. Mejor así. Se ha frenado a la bestia. Sigamos con la seguridad a tope, se camina sobre el filo.