ay por internet circulando un vídeo en el cual el secretario general de la UAGN (Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra), Félix Bariáin, en una grabación de estas de moda en el confinamiento con la cámara del ordenador, dice: “No sé en qué fase se van a poder sacar los tractores a la carretera, pero le prometo (se dirige a la Ministra de Trabajo) que esta vez no vamos a ser pacíficos, pero, como no retire las inspecciones (de trabajo) y el cuestionario, no vamos a ser pacíficos”. Horas más tarde, el propio Bariáin rectificaba y comentaba en otro vídeo que no están en contra de las inspecciones, pero sí de un cuestionario que se entrega en esas inspecciones, a su juicio inapropiado, así como las sospechas de la ministra hacia el sector. Bueno, se suele decir que rectificar es de sabios, aunque muchas veces detrás de una rectificación lo que hay es un intento de tapar algo que a ojos de la sociedad es una barbaridad. No sé si es el caso, pero sí es el caso de que las declaraciones iniciales de Bariáin son una barbaridad: las inspecciones de trabajo, para comprobar las condiciones y la legalidad de los trabajadores -de todos, en todos los sectores- siempre van a ser algo positivo para la sociedad como tal y para los trabajadores, a no ser que consideremos que el sector, el que sea, está por encima de esos trabajadores. Tiene razón Bariáin en que el campo tiene muchos más problemas de los que se debería preocupar un gobierno, pero eso no le compete a la Ministra de Trabajo, que se ocupa de lo que se ocupa y hace lo que tiene que hacer: perseguir a los infractores. Y los hay. Muchos. Y en muchas comunidades, como demuestran los números y los hallazgos, los testimonios y la realidad, y como se ha visto también en investigaciones en Navarra. Serio problema de credibilidad el que ha transmitido precisamente quien más tendría que preocuparse de la misma.