a semana pasada escribí un texto sobre Patria -bueno, sobre el fenómeno Patria y otros asuntos paralelos- y cometí el error de no aclarar que cuando mencioné al final que echaba en falta un trabajo transversal que aborde el tema con detenimiento desde todos los puntos de vista por supuesto me refería a una obra de no ficción. No puedo echar en falta transversalidad en una obra de ficción, puesto que ya de por sí el enfoque siempre será concreto. Así que no puedo echarla en Patria, además que ya decía que no la he leído y quizá tenga una mirada amplia o quizá no. Hasta ahí el error. Luego ya lo que me alucinó en las redes sociales fue comprobar -una vez más- que en esta sociedad si por el motivo que sea manifiestas cierto resquemor con ciertos temas -lo manifesté sobre el fenómeno Patria, no sobre Patria- te conviertes en Lucifer: leyendo comentarios al artículo, o era de la ETA, o cercano o equidistante -no existe nadie así- o tengo 25 años y no me enteré de esto cuando pasaba. Bueno, conozco el nivel de comprensión lectora de cierta gente y también que alguna de esta gente si no comulgas al 100% con ella ya eres Satán, pero no deja de resultar sorprendente que por comentar que hubo algo tremebundo en esta tierra y que hay varias visiones que ojalá se pudieran ver de una manera general y pausada directamente ya seas un negacionista. Coño, lean la hemeroteca de este servidor y lo que opinaba de ETA y sus secuaces cuando mataban y asesinaban, luego y ahora. Es que ya se le hincha a uno un poco la vena teniendo que aguantar a valientes a posteriori que lo más cerca que han estado de esto es a través de una novela. Y también teniendo que explicar que todo eso no invalida que hay otra historia, otras historias, otros dolores, otros abusos, otros asesinos. Y que eso hay que contarlo. Y el que no lo vea es que ha vivido en otra parte aunque viviera aquí.