i tienen ustedes menos de 60 años -o más pero bastante buena memoria- y les gusta el cine y no dejaron de verlo en ninguna de las décadas precedentes seguro que saben de qué película estamos hablando si mencionamos la frase No empecemos a chuparnos las pollas todavía. La pronuncia el inconmensurable Harvey Keitel y de alguna manera viene a ser el anverso bruto del Si nos confiamos somos muy malos del gran Pedro Mari Zabalza, exentrenador de Osasuna. La de Keitel es una frase que ya forma parte del acervo popular y que hay que grabarse a fuego cuando se tiene la mínima tentación de creer que un problema está ya solucionado. Lo digo por la vacuna. No hay vacuna aún, hay buenas noticias, pero no hay vacuna aún. Una eficacia del 90% -que es como se anunció el asunto vía nota de prensa- es solamente una cifra dentro de un estudio de apenas 94 personas en mitad de otro mucho más grande de más de 40.000, sin haber sido todavía analizados y publicados muchos más datos que se necesitan para saber si algo es o a va ser efectivo para todos, eficaz y viable: faltan aún muchos aspectos científicos y de seguridad que alcanzar, comprobar y certificar. En esta situación, todos necesitamos buenas noticias, ideas o avances que nos animen a creer que 2021 va a ser el fin o el principio del fin de esta pesadilla y por esa parte se entiende la euforia, así como afirmaciones que llegan desde prestigiosos expertos de Oxford: sí, sí, creo que la próxima primavera la vida empezará a volver a la normalidad, aunque creo que soy el primero en decirlo. Ojalá, pero mientras tanto, como bien sabemos por aquí, vamos a dejar trabajar a los dobladores y hasta que eso no sea real vamos a intentar que lleguemos a ver esa primavera cuantos más de nosotros muchísimo mejor. Muchos por desgracia no lo van a ver. Se está haciendo muy largo, sí, pero quizá acabe pronto. Vamos para allá con cuidao.