ara esto de las vacunas lo que conviene es leer mucho. Para lo de las vacunas y para todo. Y de cuantos más sitios diferentes pero a ser posible de confianza en el tema y certificados, mejor. Lo primero que resulta obvio es que estos casos de trombos que se dan en una proporción de 1 entre varios cientos de miles con las vacunas de AstraZeneca y Janssen no son casos que se pudieran detectar en los ensayos, puesto que los ensayos -siempre, no ahora- se hacen con decenas de miles de voluntarios y en ocasiones hasta que la vacuna o el medicamento no salta a la población general y por tanto a volúmenes mucho mayores de personas no se dan casos y no hay manera de detectar nada. Que ahora se hayan parado diversas entregas y repartos tanto de una como de la otra es sencillo de criticar para quienes tenemos casi una urgencia de que esto avance y acabe, en la medida en que son muy pocos casos. Pero esa misma persona también es capaz de ponerse en el lugar de quien recibe la dosis y sufre esa reacción tan grave o de que le suceda a un ser cercano. Ambas cosas conviven perfectamente y por eso nadie en su sano juicio o con mínimos niveles de empatía social puede minusvalorar el hecho de que se pare, analice y estudien los casos con sosiego, aunque eso suponga dejar de inocular cada día millones de dosis en según qué tramos. No es lo mismo pedirlo como ciudadano que ser la autoridad que lo permite, que tiene que responder de las vidas ajenas. Pero lo que parece obvio es que esos riesgos van a estar ahí, como lo están en muchísimos medicamentos, y que vamos a tener que ser cada uno los que decidamos si estamos dispuestos a correrlos o no, aunque sean una posibilidad ínfima. No podemos tener millones de vacunas en un cajón con miles de vidas en juego. Cada cual que decida, como hacemos cada día con decenas de cosas en las que nos jugamos la salud.