ienen razón las federaciones de apymas en exigir a Educación del Gobierno de Navarra que cada centro educativo retorne al horario o tipo de jornada -continua o partida- que tenía antes de la pandemia y no imponer la jornada continua porque sí, habida cuenta de que se está hablando de que para septiembre puede ser real la inmunidad de grupo -por ahora a los críos les obligarán a ir con mascarilla... hablan de cosas que no sabemos cómo serán, pero como los críos no votan-... y por tanto no debería prolongarse la excepcionalidad que se ha vivido en este curso 2020-21. Explican a su vez que no optan por si jornada continua o partida, sino que, como sucedía anteriormente, sea cada centro el que elija. Es evidente que cuando impones una jornada continua y no ofreces a madres y padres una prolongación suficiente vía comedor y extraescolares de la jornada lectiva lo que haces es cargarte la conciliación, puesto que todos sabemos que vivimos en una sociedad en la que esto no está contemplado o lo está de muy mala manera en muchos casos y en bastantes de ninguna. Educación, especialmente la red pública, debería ofrecer facilidades para que si hay jornada continúa la estancia de los más pequeños en la escuela se pueda extender hasta la misma hora que si tuviesen partida. Porque, bajo mi experiencia antes como alumno y ahora como padre, partir la jornada lectiva es una equivocación. Eso de salir a la 1, comer y con el estómago dando vueltas ponerse otra vez a la tarea me parece a estas alturas muy contrastado que es un error, de la misma manera que lo es en las jornadas laborales. Jornadas continuas de cinco horas son perfectamente asumibles por los niños y niñas y si luego se les da la opción de comedor y extraescolares para que madres y padres tengan tiempo de salir del trabajo y apañarse es una más que buena opción. Colar imposiciones con la pandemia bajo mínimos como que no.