l único dato que ofrece la tarjeta para el reciclaje que nos van a dar a los ciudadanos para que separemos mejor la basura orgánica del resto es las veces que abrimos el contenedor con esa tarjeta. Esto es, si la abrimos 2 veces a la semana, 4, 7 o 10. No recoge más datos. No recoge qué metes en la bolsa ni qué dejas de meter. Ni siquiera puede recoger si cuando abres el contenedor efectivamente introduces una bolsa con materia orgánica, ni tampoco recoge tus datos, sino solo tu código postal. Esto es: nadie va a saber si tú, Zutano, abres o no el contenedor de la basura. Pero esto para alcaldes de Navarra Suma que el otro día lo denunciaron en una comparecencia pública supone una "intromisión en la libertad de las personas". Entre ayuntamientos, mancomunidades, compañías de teléfono e internet, eléctricas, gasísticas y bancos saben de nosotros el 99,99% de nuestras actividades, movimientos, estilo de vida, gastos, ingresos, etc, etc, etc. Y ahora el problema es que para mejorar la separación de residuos te dan una tarjeta que ni siquiera lleva a tus datos personales sino que solo va a registrar código postal para ver cómo funciona el sistema por zonas. Son ganas de querer enredar por enredar. Porque parece claro que aunque el sistema pueda tener puntos a mejorar -es cierto que igual para algunas personas mayores una tarjeta para abrir el contenedor sea un problema, pero no un escollo insalvable- los datos muestran que se mejora mucho la división entre la fracción de orgánico y la fracción de resto, ese totum revolutum que muchos tenemos en el cubo de la basura si no hacemos la división y en el que aunque separes envases, vidrio y papel por otro lado de vez en cuando caen cosas que ni por asomo son orgánicas y que echan a perder esa bolsa. Los datos de las pruebas piloto y de otros lugares lo muestran claramente: sube muchísimo el reciclaje efectivo.