El día 20 de este mes el periodista de la revista Argia Lander Arbelaitz tendrá que prestar declaración por vía penal en los juzgados de Donostia por haber grabado y difundido un vídeo que muestra cómo dos agentes de la Ertzaintza vulneraban el derecho lingüístico de una persona. Los hechos ocurrieron el pasado 21 de mayo. Una organización juvenil, Ernai, convocó una concentración frente a un hotel en construcción para denunciar la turistificación de la ciudad. Los agentes identificaron a varias de las personas congregadas y, tal y como se ve en el vídeo, una de ellas pidió en euskera a los agentes que se expresen en este mismo idioma, a lo que uno de ellos contestó: “Me estás entendiendo perfectamente”. La amenazaron con llevarla a comisaría hasta que, finalmente, otro agente le pidió en euskera que se identificara y ella accedió. El agente castellanohablante volvió a interpelar a la persona identificada diciéndole “me estabas entendiendo perfectamente”. En un comunicado la Ertzaintza pidió disculpas por aquella vulneración lingüística. A pesar de ello esa persona ha sido multada y dos agentes de la policía han denunciado al periodista que grabó y difundió las imágenes, todo ello basándose en la Ley Mordaza. Según ellos, ¿qué debería haber hecho el periodista? ¿Darse la vuelta y no mostrar esa actitud inadecuada, contraria a la legalidad y chulesca de un funcionario público? Se supone que los periodistas estamos para contar lo que pasa, lo que gusta y lo que no. Por todo eso, vaya toda mi solidaridad para Lander y todo el equipo de la revista Argia, que, por cierto, estos días está celebrando el centésimo aniversario de su nacimiento, que tuvo lugar precisamente aquí, en Pamplona. Zorionak eta animo!