on todo lo que está cayendo y lo que nos queda, no me entra en la cabeza cómo puede haber gente que se empeñe en ponerles palos en las ruedas a las autoridades sanitarias.

Está claro que alguien tiene que marcar el camino y qué mejor que las y los científicos, que son los que más saben. Que algunos políticos estén usando la gestión de la pandemia para tirarse los trastos a la cabeza es impresentable, pero que además desde la calle se alienten posiciones negacionistas y conspiranoicas ya es el colmo.

Para este sábado, por ejemplo, el movimiento ‘Osasuna eta Eskubideak’ (Salud y derechos) ha convocado una movilización. Dicen que rechazan la versión oficial sobre el covid y que “esto está siendo programado y deseado por los grandes acumuladores de riqueza”. No se puede negar que hay gente que se está enriqueciendo con la pandemia, pero como con todo, sin embargo, de ahí a decir que lo que es una catástrofe natural sea algo programado va un buen trecho.

También establecen una vinculación entre el 5G y el coronavirus. Es evidente que la situación está acelerando el uso masivo de las nuevas tecnologías, para bien y para mal. Cada vez seremos más adictos y más dependientes de ellas, y estaremos más controlados, pero porque queremos. Como sociedad, queremos. Con la crisis sanitaria se está acelerando una tendencia imparable que viene ya de lejos, nada más.

Y dicen también que muchas de las decisiones que se están tomando “son dudosas” y que hay que dar una información más completa a la ciudadanía.

No sé yo. Información hay mucha, demasiada. Lo que hacen falta son pautas claras, confianza en la ciencia y arrimar todos el hombro.