rquitecta. Veterinario. Vendedora de helados. Respuestas a ¿Qué quieres ser? cuando lo que eres es niño, que ya es serlo todo porque no deja espacio a nada más. Luego creces y los monstruos son otros.

Leo en un artículo de The New Yorker que en 1903 un cadete de 19 años comenzó a escribirse con Rainer Maria Rilke, que entonces tenía 27. La correspondencia de ambas partes se publicó hace dos años, pero las misivas de Rilke a aquel joven Franz Xaver Kappus las sacó a la luz este último en 1929 bajo el título Cartas a un joven poeta. Quería compartirlas. A él las palabras de quien consideró su mentor le habían ayudado a saber si realmente tenía que escribir, si esa constituiría la misión de su vida. "Excave profundamente en sí mismo para encontrar la respuesta. Y si la respuesta es sí, construya su vida en torno a esa necesidad". No todo el mundo siente que tenga una misión, una vocación, un talento tan luminoso que pueda ejercer de flecha de neón en cada encrucijada de carreteras, y aun cuando es así queda saber si eso que te hace íntimamente feliz y te conecta a nivel freático con lo que eres te dará de comer o será aquello en lo que viertas el tiempo restante cuando hayas regado todo lo urgente y lo obligatorio. Escribir, tocar la guitarra, fotografiar lagos y pecas, manchar lienzos desérticos, tallar una manzana de madera. ¿Qué necesitas? ¿Qué quieres hacer? ¿Qué estás dispuesto a dar a cambio? Lo hablábamos tres amigas el otro día mirando los remolinos de un río desde una terraza con gatos escondidos sencillamente perfecta. ¿Qué quieres ser? Conozco personas que lo han descubierto a los cuarentaypico, han estudiado otra cosa y han dado un volantazo. Otras que no dejan de buscar el equilibrio de la satisfacción entre lo alimenticio y lo vocacional. Las que han primado prestigio, notoriedad o ambas, las que han escalado cimas profesionales y pagado todos los peajes que requieren. Y personas que han encontrado la felicidad en trabajos sin carga mental que les permiten llegar ligeros a casa y organizar sus vacaciones alegremente. Parece que hay más de una respuesta. Y que puede variar a lo largo de la vida.