Su voz retumbó en el hemiciclo cual redoble de tambor de Calanda en la negrura tormentosa del coronavirus político: "El Gobierno no ha cometido errores. El error es el Gobierno, que no está preparado para esto". Carlos García Adanero con familia política calandina adelantó al pleno del Jueves Santo la tradicional Rompida de la hora, acto famoso del Viernes en la capital de la Ruta del tambor y del bombo. Rostro colérico, tono crispado. Quizá hubiera inspirado un personaje al surrealista Buñuel, nacido en esa localidad. El nudo de la corbata escorado a su izquierda impidió que la prenda mantuviera centralidad.

Como UPN la ha perdido, el look resultó adecuado. Exigió respeto para fallecidos y parados, rechazó dinámica y duración de las diarias ruedas de prensa, realzó la tarea de los militares y reclamó soluciones y certezas. Con el buen día que hacía lamentó, las semanas de vacilaciones del Gobierno habían conseguido confinarnos y dejarnos sin playa, procesiones y salidas al pueblo. Adanero es un vividor (acepción 1ª de la RAE) de la política profesional. Licenciado en Derecho, ingresó en UPN con 19 años. Concejal en Barañáin (1991-95) y parlamentario foral (1991-2019). Portavoz entre 2004 y 2015 con Sanz y Barcina al frente del partido, del que también fue secretario general. El último Día de Navarra adquirió la condición plena de miembro del Congreso por la coalición Navarra Suma (insuficiente). En la tribuna, no reparó en los recortes en Sanidad de su socio el PP ni en el esfuerzo del Gobierno foral del cambio para revertir recortes, problemas estructurales y privatizaciones en Salud heredados de UPN.

El rigor en la crítica debe conjugarse con una honesta autocrítica. Ya la montó meses antes mismo talante peleón por la facilitación de Bildu a la constitución de los Gobiernos navarro y central. Diputados navarros y el abordaje de la pandemia y sus consecuencias: el grito de la oposición y el silencio de los corderos.