Pasado mañana, otro peldaño de la escalera. Entre el cuarto y el quinto, Alcaldía ha decidido la suspensión de las Fiestas. Así que sumaremos un número indeterminado de peldaños. Máximo de quince si la suspensión deviene en cancelación. Es creencia extendida que San Fermín es el patrón de Pamplona. Incluso entre la sociedad local. Con más razón, entre la foránea. Invocamos la protección de San Fermín en la copla previa al encierro, "por ser nuestro patrón", y ese mismo tratamiento se le otorga en repertorio folclórico. Confusión comprensible desde una mirada indiferente o lejana. Pero es imperdonable que una primera autoridad municipal contribuya al error y lo propague en público ante los medios de comunicación.

Como alcaldesa en funciones, Ana Elizalde atribuyó a San Fermín el patronazgo de Pamplona. Ignorancia básica impropia de una edil de la ciudad exhibida en ejercicio accidental del máximo cargo. Para ser concejal, dominio del santoral, tendría que ser requisito en la confección de las listas locales. Más en partidos de sacristía como UPN. San Fermín es patrono de la Diócesis de Pamplona y copatrono de Navarra con San Francisco Javier. El patrón de Pamplona es San Saturnino, cuya festividad se conmemora el 29 de noviembre. Elizalde procesiona de gala detrás de ambos patronos y asiste a las respectivas misas sin conocer la diferencia entre ambos. Tiempo ha tenido de conocerla; lleva en el Consistorio desde 2007.

Aunque fuera por las homilías de las correspondientes celebraciones litúrgicas oficiales, que no se pierde. Si quería enfatizar el vínculo emocional de pamplonesas y pamploneses con San Fermín, podría haberlo denominado titular o patrón de las Fiestas, pero en ningún caso adjudicarle una etiqueta incorrecta. También puede haberla equivocado que la pequeña capilla de la Casa Consistorial esté presidida por una vidriera con la imagen de San Fermín. Elizalde (al lado de la iglesia, en castellano). Y tan confundida.