a cuantía es irrelevante. La actitud, relevante. Y reveladora. Parlamentarios forales, miembros del Gobierno y altos cargos de la Administración aplicarán un aumento del 0,9% a sus retribuciones en 2021. Los salarios brutos anuales son ahora de 75.262 euros para la presidenta del Gobierno y de 70.040 para los consejeros. El presidente del Parlamento cobra 73.380 euros, los miembros de la Mesa y de la Junta de Portavoces 60.337 (dedicación absoluta) o 45.252 euros, y el resto de parlamentarios perciben 53.631 euros brutos con dedicación absoluta o 40.223 sin ella. Nadie se opone a las retribuciones. La mayoría goza de unos ingresos superiores a los que obtenían cuando se dedicaban a otra tarea, si la tenían. Casi todos los parlamentarios se acogen a la dedicación absoluta. Una nómina que cada cuatro años tratan de evitar perder. Su paga es superior a la media de ingresos de los ciudadanos a los que dicen servir. Ellos son patronal y comité de empresa. Siempre de acuerdo con las subidas. Todos los grupos políticos han demostrado falta de sensibilidad, de tacto social en este largo tiempo de pandemia y penurias. Navarra Suma discrepa del incremento salarial. Hay que echarle jeta. Quitas la máscara demagógica y aparecen comportamientos anteriores de UPN. Argumentos de defensa: está reglado que la subida se corresponda con la de los funcionarios, las asignaciones a los grupos llevan años congeladas, algunos cargos deben entregar parte de la nómina a su partido. Incremento como a los funcionarios. De hecho aspiran a ser funcionarios de la política. Esa es, en realidad, la vida laboral de algunos. Otros estamentos institucionales -Congreso, Senado, Ayuntamientos de Pamplona y Tudela- han renunciado a subirse el sueldo. A regañadientes, claro. Con contradicciones de postura en los mismos partidos. Debieran sintonizar más con la realidad social. Menos "coherencia" (portavoz Remírez), más solidaridad. La subida es legal. Pero grosera.