o suyo son las arrimadas. A UPN, al PP, a Vox. Incluso al PSOE de Sánchez. Sin embargo, entre ellos empiezan a marcar distancia de seguridad por el virus de la discrepancia. La Ejecutiva Nacional de Ciudadanos anuló el proceso interno para la elección de la Junta Directiva de la Agrupación de Pamplona. Dos listas. En una, el coordinador de Navarra y parlamentario foral Carlos Pérez-Nievas; en la otra, la senadora Ruth Goñi. Se votó. Por incumplimiento estatutario, la comisión de garantías hubo de retirar la candidatura oficial. Finalizada la votación, anuló el proceso. Una comisión de garantías que no garantizó la validez de un trámite autorizado. La implantación y el desarrollo de Ciudadanos en Navarra ha sido patético. Empezó mal. Fracaso electoral en las forales de 2015 y líos de su candidato Diego Paños -procedente de textiles UPyD- por ofensas al magistrado presidente del TSJN y pleitos económicos con el partido de Rosa Díez. Una grabación desveló groseras acusaciones al juez y la oferta de "alguna compensación" para que se retirase un miembro de la plancha municipal. Aquella prometedora primavera, Paños se presentaba entre la sonrisa impresa de Albert Rivera y la presencial de Inés Arrimadas. Una foto para la hemeroteca naranja de los errores. Ahí apareció Carlos Pérez-Nievas, procedente de la extinta CDN (1997-2011). Llegó a ser vicepresidente del Parlamento Foral (2003-2007) y consejero de Educación (2007-2009), fulminado por Sanz por discrepancias en la reforma de la Ley Foral del Euskera. Algunas biografías se escriben con asombro. Pérez-Nievas tiene ahora el apoyo de Inés Arrimadas. Disfruta de asiento parlamentario gracias a la suma navarra de PP y Cs con una UPN en recesión. Portavoz adjunto en la Cámara, pugna en contundencia con el jefe Esparza. Des-aforado. No por oposición al Régimen Foral, sino por desmedido en el uso de la palabra. Es su segunda arrimada política y la tiene que rentabilizar. A voces.