La localidad de Aurizberri/Espinal acogió este sábado una emotiva jornada en torno a la memoria musical del valle de Erro con la celebración del espectáculo ‘Ttunttuneroak’, un tributo a los ttunttuneroak o txistularis tradicionales que, durante siglos, fueron el alma musical en las celebraciones populares del valle. La propuesta, organizada por la Asociación Elutseder en colaboración con Auzperriko Txistulariak dentro del programa Cultur Izan impulsado por el Gobierno de Navarra, quiso resaltar la figura de Silverio Villanueva, el último ttunttunero del valle que nació en Aintzioa en 1867 y que se trasladó a vivir a Aurizberri/Espinal a casa de su mujer Agustina, dejando un gran poso musical en la localidad.
Viaje sonoro
Con gran entusiasmo, decenas de vecinos acompañaron a la kalejira musical guiada por Auzperriko Txistulariak y presentada, en castellano y en euskera, por los vecinos Andertxo Juanarena y Rakel Urtasun. El recorrido comenzó en la casa donde vivió Silverio junto a su mujer, Casa Pedro Martín. Allí, personas del pueblo recrearon la vida familiar de Silverio, su afición a la música y su trabajo como carpintero, con el acompañamiento de melodías tradicionales al txistu y las dantzas del grupo Pipirripi. A continuación, el grupo se dirigió a una segunda parada, dedicada a las etxekoandreak o amas de casa, donde se visibilizaron tareas tradicionalmente feminizadas y se escucharon bertsos cantados en su honor por Fernando Ziganda.
Una vez en el frontón, se dio paso a la vida social de la taberna del pueblo, con mención especial a efemérides como la inauguración del frontón cubierto en 1948. Ésa fue la última actuación del ttunttunero Silverio y, para ello, volvieron a resonar melodías con el txistu como la dantza Godalet, entre otras. El recorrido prosiguió hacia la iglesia, con un baile de los cuatro gigantes de la localidad (el ttunttunero, la etxekoandre, la sorgina y el pirata), el cual dio paso al final de la kalejira. En el atrio de la iglesia, tuvo lugar una representación teatral que recordó cómo el padre Hilario Olazaran entregó a Silverio unas partituras transcritas de sus melodías interpretadas a oído.
Futuro
El evento finalizó en el interior de la iglesia con un concierto del dúo Harribitxi, que presentó su proyecto Alkimia, una original propuesta que fusiona txistu, voz e instrumentos modernos, conectando así tradición y modernidad en un mismo escenario.
Desde la organización, pusieron en valor la “enorme participación y el compromiso de todo el pueblo” en una jornada profundamente emotiva, que fue mucho más que un homenaje: un verdadero acto de unión, memoria y trabajo colectivo. El legado del txistu resonó con fuerza en Espinal, no sólo como testimonio del pasado, sino como un latido vivo que seguirá vibrando en el futuro del valle.