os alcaldes ya hemos demostrado un gran sentido de la responsabilidad durante esta pandemia como para saber lo que tenemos que hacer en nuestro municipio en cada momento": versión políticamente correcta. "Si no quieren fiestas, habrá doble fiesta": versión tabernaria. Testículos de toro. De la misma procedencia: Navarra Suma, un traje hilvanado en el probador electoral: la diluida UPN y sus hijuelas advenedizas PPN, aquí menguante, y Ciudadanos, incómoda y casi extinta. La derecha foral se opone a que la Federación Navarra de Municipios y Concejos llegue a un acuerdo de recomendaciones con el Gobierno sobre el contenido de las fiestas patronales. Adaptación política de un estúpido estribillo: "Hemos venido a rebelarnos (borrachera de oposición) y el resultado nos da igual". Las primeras torpezas partieron del alcalde mayor de los conservadores. Maya instaló como escultura y como pañuelo gigante su placebo populista: #Los Viviremos (Sanfermines). Después se propagó el nocivo concepto de las "no fiestas". Siguió, ya este año, el juego de "marear la perdiz" sanferminera, con actividad eclesial segura (que no falte) y deseada actividad taurina. Lo cinegético, preludio de la hípica. Lo ideal en las normas es su claridad. Pero ni está claro el comportamiento del virus, ni toda la evidencia científica de estas vacunas de emergencia, ni el comportamiento social, ni la colaboración del oponente político. Así que la prudencia sanitaria aconseja primar el rigor en las cautelas. Contención pautada en la recuperación de hábitos pasados y revisión sensata de los no saludables ante virus respiratorios. A falta de encierros, corridas y vacas, el arte taurino del recorte: al autogobierno, por parte de Cs (competencias de Tráfico), y a la pretensión de PP, UPN y PSN de evitar una ley foral de reconocimiento de víctimas de extrema derecha (procedimiento para reconocer o denegar esa condición), ahora declarada constitucional. Vistoso concurso.