stoy con el alcalde. El jatorra Maya acierta: las fiestas de Pamplona de 2022, doce días de duración. Hay mucho que celebrar: San Fermini x 3 y ¡Santa Servini! El protector de corredores de encierro en unas fiestas universales y la protectora de la justicia universal ante crímenes de lesa humanidad relacionados con el franquismo, por omisión de investigación judicial en España. La jueza argentina María Servini procesa al exministro Martín Villa (87 años) por la muerte de Germán Rodríguez (SF’78), entre otras. Su frase, en rueda de prensa entonces: “Al fin y al cabo, lo nuestro serán errores, pero lo suyo (acciones de ETA) son crímenes”. Ya declaró por videoconferencia en septiembre de 2020. La jueza decreta el embargo de bienes por valor de unos diez millones de euros para hacer frente a las responsabilidades civiles derivadas de los crímenes (incluye los tres de Vitoria en 1976). Hacerlo efectivo será complicado. Martín Villa recurre. De momento, un logro: reparación moral inequívoca. Conseguido con perseverancia. Un símbolo contra la impunidad. El camino seguirá largo y tortuoso. Ideas “de amigo” para Enrique: el chupinazo para la jueza Servini; tras la del 7 con el Santo, el día 8 procesión cívica con la santa jueza por el trayecto de los excesos policiales (“¡No os importe matar!”) Ah, y durante las fiestas del año que viene, una escultura de la jueza en el lugar de la dedicada a la Justicia junto a la puerta de la fachada principal del Ayuntamiento. El alcalde de Pamplona lleva meses con el señuelo de los Sanfermines. Chuchería para tontos. El capítulo más reciente, las especulaciones sobre su mayor duración con mucho mayor presupuesto. Maniobra de distracción sobre problemas municipales y ciudadanos de superior enjundia: la pasarela del Labrit, el maltrato al Patrimonio (noria de la Txantrea y fosos de la Ciudadela), el futuro de los Caídos, la reforma del paseo de Sarasate, el urbanismo de La Milagrosa... Pobre de ti.