ntramos en la tercera fase con su resonancia a los ovnis de Spielberg. Aunque lo de los encuentros cercanos del tercer tipo fuera una idea que creó el astrónomo y sin embargo ufólogo John Allen Hynek en 1972, intentando clasificar las experiencias que se narraban de los platillos volantes en los que, en el fondo, creía, en las que aparecían también seres asociados a las luces del cielo. Fueran extraterrestres o no, esa era la tercera fase: el contacto con los otros, los de más allá. La metáfora es demasiado poderosa así que casi todo el mundo la ha usado estos días de la desescalada. Parece que finalmente llega el tiempo de las personas, no alienígenas, aunque se nos ha olvidado ese contacto que antes nos parecía normal.

A mí me atrae más lo de que a la tercera va la vencida. Soy de natural pragmático y no me atrevo a que mis deseos me impidan el juicio crítico, por lo que no tengo nada claro lo que empezamos a andar.

Dicen que en las formaciones de las milicias romanas se colocaban a los más valerosos soldados en la tercera fila, estando el populacho en la primera, los que portaban las picas en la segunda y así, para cuando llegaban los buenos, se decía ad triarium ventum est, es decir que se echaba el resto. Pero también se comenta, porque el origen de las expresiones es múltiple (ya lo sabían los muchos paremiólogos que en la historia han sido, el más cercano y citado sin duda José María Iribarren), que en el derecho penal el tercer hurto te llevaba a la pena capital. A la tercera, iba pues la vencida. Y si recordamos la liturgia de las horas canónicas, que ordenaba el día con sus ritos y obligaciones, la hora tercia empezaba tras el amanecer, hacia las nueve, cuando se rezaba recordando la crucifixión diciendo lo de "dios mío, ven en mi auxilio". No sé, no sé...