umplo hoy 58 años, lo que no es especialmente significativo pero me permite reflexionar sobre esa actitud que tenemos ante lo inesperado. Quién lo iba a imaginar, decíamos, y decimos, cuando nos enfrentamos a algo que se sale de lo habitual, de lo normativo. Pero mi vida ha sido una sucesión continua de momentos que quién iba a imaginar. Fui niño en una España católica y fascista, donde pensar era delito y ser mujer causa de condena y clausura. Sufrí una educación absurda y castradora, llena de mandamientos y pecados, segregando los sentimientos en los chicos, obligando a los cuidados a las chicas. Pero quién iba a imaginar que el dictador muriera y esto cambiara, más o menos, un día comenzábamos a ser parte de Europa y las ideas fluían con mayor libertad. Cierto que la violencia seguía siendo una realidad constante en nuestra tierra, y tampoco cambiaba todo a la velocidad que deseábamos. Pero quién iba a imaginar que pudiera estudiar una carrera, dedicarme a la investigación, comenzar a trabajar en lo que me gustaba. El mundo parecía avanzar imparable, aunque también es cierto que ese desarrollo se hacía a costa del planeta y de una importante proporción de sus habitantes. Así seguimos, por cierto, quién iba a imaginar la necedad e irresponsabilidad de los humanos con sus actos y con su futuro.

Quién iba a imaginar que un día dejaría de tener relaciones ilegales, que incluso pudiera llegar a casarme con el hombre que amo. Quién iba a imaginar que en este país consiguiéramos aparcar la violencia y soñar un día con un diálogo y la paz. Aún queda mucho por igualar, tanto tiempo patriarcal no se borrará fácilmente, como la necesaria reposición de la memoria de quienes fueron masacrados tanto tiempo espera todavía su tiempo. Pero quién iba a imaginar que hoy se lo comentaría por aquí. Gracias.