pesar de que las nubes nos lo han ocultado durante estas últimas semanas tenemos en el cielo un espectáculo curioso y muy brillante que noche a noche va haciéndose más evidente... si es que uno se fija y mira al cielo. Son dos puntos brillantes sobre el horizonte suroeste, cuando el Sol se pone. El punto más brillante es Júpiter, el gigante del Sistema Solar, y un poco por encima de él está Saturno, el segundo. Llevan acercándose esos puntos en el cielo, ahora entre las estrellas de Sagitario y Capricornio, a lo largo de todos estos meses pandémicos. Es cosa de sus revoluciones en torno al Sol y realmente están separados uno del otro cientos de millones de kilómetros, y otros tantos nos separan a nosotros de ellos. Este fenómeno va a ir exagerándose e iremos viendo cada día los dos puntos más cercanos. Más adelante esta semana ya lo veremos como un punto solo, más brillante aún, porque el lunes 21, coincidiendo con el comienzo del invierno astronómico, se producirá ese máximo acercamiento que sucede cada 20 años más o menos, y que siempre se ha saludado, cuando se ve, como un fenómeno celeste notable: una Gran Conjunción que será además de las notables, de esas que a los astrónomos les gusta destacar.

Cuando se creía que Júpiter, Zeus, el mandamás de los dioses, rijoso y cruel y Saturno, Crono, su padre, el primero de los titanes, pendenciero y caníbal, dictaban los sucesos terrestres, el encuentro de los señores del tiempo marcaba sucesos notables. Por supuesto, más de un charlatán dice ahora que este fenómeno nos ha traído o nos anunciaba el año de la peste, pero a esos timadores hay que recordarles que esto no nos lo habían dicho antes, cuando nadie sabía que un virus nos iba a destrozar el año. Y es que poco se puede achacar a los cielos lo que sucede por aquí abajo.