Todo tiene su mensaje. También la elección del lugar desde donde quieres emitirlo. El sábado, Euskal Herria Bildu eligió el Anaitasuna, cancha donde aún resuenan los ecos de míticos conciertos, festivales y actos políticos, para su mítin central de campaña. El domingo, Navarra Suma lo hizo en el Baluarte, florón de los tiempos dorados de Miguel Sanz. A la misma hora, Geroa Bai se traslaba al Arena, símbolo de esa Navarra que UPN dejó casi en bancarrota y que ha reflotado el gobierno de Uxue Barkos. Curiosamente, los tres actos han contado con parecidas movilizaciones de simpatizantes. Pasadas las mil personas en los de Suma y Geroa, y algún centenar más en el de Bildu. No se puede decir lo mismo del acto de presentación de la candidatura de Navarra Suma ayer en Etxarri Aranatz, donde Ana Beltrán se tomó la revancha por el ostracismo al que UPN y CDN le han relegado a ella personalmente y a su partido, el PP, durante toda la campaña. No había representantes de las otras dos formaciones que integran Suma. La elección de “Echarri Aranaz”, como rezaba la propaganda del acto, tampoco era casual. Cayetana Álvarez de Toledo, cabeza visible del PP más antinacionalista, tampoco se podía perder esta nueva incursión en territorio apache. Una vez más, lo de menos era la lista que presentaban, con integrantes que sólo conocen Etxarri por fotos, sino el cisco que podía organizarse. Es casi anecdótico el que sus únicos oyente fueran los contramanifestantes o la guardia civil que les protegía. Les insultaron, claro, pero era a lo que habían venido. Ellos tampoco se quedaron cortos. Luego, cada mochuelo a su olivo. 24 horas antes, Isabel Díaz Ayuso, candidata del PP a la Comunidad de Madrid, metía a Navarra, junto al País Vasco, Cataluña y Valencia, en “lo peor que tiene este país”. Noble compañía. Cómo es este PP al que ha abierto su cama el ex navarrísimo Javier Esparza.