enemos vacuna contra el covid-19. Otra cosa es que se vaya administrando. No nos ha durado mucho la euforia. Acabamos el año viejo en el principio del fin de la pesadilla. Iniciamos el nuevo con la sensación de que ese principio va a ser largo. Illa decía exultante hace siete días que para el final del verano de este nuevo 2021 podría estar inmunizada el 70% de la población del Estado. En Navarra, también el tono del Gobierno foral era optimista, solo que sus proyecciones cuadraban mal con las del todavía ministro de Sanidad. La administración navarra preveía vacunar a 36.000 personas de aquí a marzo. Puede parecer mucho, pero no llega al 6% de la población de la Comunidad. La pasada semana el Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra auguraba un ritmo de vacunación de 1.000 personas por día. Una barbaridad, si no fuera porque, a esa velocidad, será el final de verano del 2022 cuando esté vacunado el 70% de la población navarra. Lo peor es que, de momento, ni siquiera esas previsiones parecen ir cumpliéndose. Los estados de la UE han descubierto de repente que el número de vacunas adquiridas por Europa no es suficiente. Ya han anunciado que comprarán más, pero, mientras, no parece que se hayan solventado los problemas en el reparto de las ya disponibles. En el caso de España, quizás tampoco sea tan grave, porque la mayoría de las comunidades autónomas ni tan siquiera parecen estar siendo capaces de administrar las que ya tienen. A fecha de ayer, Madrid, cuya presidenta había acusado a Sánchez de un reparto sectario de las dosis, se vio obligada a reconocer que hasta el momento solo había aplicado un 6% de las vacunas que le habían correspondido, uno de los números peores del Estado. A la hora de redactar estas líneas desconocíamos como quedaba Navarra en ese ranking, porque su Gobierno seguía sin proporcionar los datos. Mientras, los contagios disparándose.