El Ayuntamiento ha otorgado el Pañuelo de Pamplona-Iruñeko Zapia a los ginecólogos Elisa Sesma, Pablo Sánchez-Valverde y Mari Cruz Landa por su larga trayectoria profesional y su trabajo en Andraize, el centro de información y planificación sexual creado hace ya cuatro décadas.

Es escuchar estos apellidos y recordar a los tres médicos entrando en 1990 en el viejo edificio de la Audiencia por haber practicado, tiempo atrás, un aborto legal. Pese a que la intervención se acogía a uno de los supuestos amparados por la ley, la asociación Acción Familiar no paró hasta conseguir que su querella culminara en un juicio -en el que la Fiscalía no acusó- con peticiones de 12 años de cárcel para cada imputado.

Fueron jornadas de mucha tensión, con grupos enfrentados cara a cara en el Paseo de Sarasate y cargas policiales siempre contra los mismos, mientras en la sala de vistas decenas de expertos nos abrumaban con explicaciones sobre radiaciones emitidas y absorbidas. Landa, Sesma y Sánchez-Valverde fueron absueltos, pero el fallo no pudo compensarles de la injusticia y el dolor que tuvieron que soportar ni a esta comunidad del hecho cierto de que un aviso fue suficiente para que jamás volvieran a practicarse abortos en la sanidad pública navarra. ¿Un pañuelo? Esta ciudad les debe mucho más.