pocos días antes de morir Josemi, le comenté a quien fue mi marido que no tenía ánimos para continuar escribiendo cada semana esta columna. No sé de qué opinar, ahora todo me da igual, le dije. Él me contestó rápido: claro que tienes un tema pendiente, debes dar las gracias a todos los médicos y enfermeras, a todos los trabajadores de Osasunbidea por lo bien que nos han tratado. En aquellos días tan duros, le prometí que lo haría cuando ya no estuviera con nosotros y aquí estoy de nuevo para cumplir mi promesa.

Muchas gracias al Servicio Navarro de Salud, a todos y cada uno de esos fantásticos profesionales de la gran joya que tenemos en esta comunidad. Ellos forman parte de uno de los mejores inventos de nuestra sociedad, la sanidad pública, y no dejen que nadie les diga lo contrario porque, junto con el destinado a la educación, se trata del dinero de nuestros impuestos mejor gastado por Navarra. Pese a que sufrimos largas listas de espera en algunas especialidades y existan empleados desmotivados y toscos, la inmensa mayoría desarrolla su labor con tanta dedicación y cariño que, cuando todo se vuelve oscuro y pierdes la esperanza, sólo su buen hacer y su empatía te ayudan a seguir adelante. De corazón, mil gracias. Mila esker.