Hemos logrado atravesar el primer tramo de las Navidades y, pese al pavor que provoca en algunos las muchas obligaciones que nos imponemos, ya estamos al otro lado con, como mucho, pequeñas resacas físicas y emocionales. Hoy, antes de encarar las festividades de año nuevo, es día de reunir fuerzas para lo que nos espera y, entre tanto jolgorio, corremos el riesgo de olvidar que la vida sigue a lo suyo. Cuando el próximo jueves se edite el primer periódico de 2020, conoceremos al más tempranero de los chiquillos nacidos el 1 de enero y hay muchas posibilidades de que este bebé sea hijo o hija de una madre extranjera y soltera. ¡Quién se lo iba a decir a esta blanca y conservadora tierra!, pero las estadísticas demográficas no mienten. Uno de cada tres nacidos en Navarra es el retoño de una mujer de origen migrante. Un grupo de personas que supone el 15% de la población de la Comunidad, es la protagonista de un tercio de los nacimientos y el porcentaje aumenta año a año. Pero además, el 37% de los alumbramientos registrados lo son de madres no casadas. Hay cosas que nos empeñamos en no variar, en repetir tal y como nos inculcaron nuestros mayores, y otras muchas mutan queramos o no. Dicen que lo único constante en la vida es el cambio, aunque tampoco esto es fijo.