igamos que fue pura casualidad, pero ayer la web de este periódico parecía 13, Rue del Percebe. A saber: "Le golpea brutalmente para robarle un móvil", "Pelea de dos vecinas por un balonazo de la hija de una a otra", "Detenido tras pegar a un hombre en la cabeza con un ladrillo" y, para terminar, la típica huida en masa por ataque de animales: "Los Bomberos retiran un enjambre que amenazaba la zona de juegos de un colegio". Titulares que son ejemplos de los tumultos y riñas de los tebeos de décadas atrás en los que nunca faltaban las nubes de polvo que envolvían a los litigantes, historias tan antiguas como permanentes, tan repetidas como la explotación del hombre por el hombre. Habrán leído la condena a nueve meses de prisión al director del Hotel Castillo de Javier por tener a una mujer búlgara trabajando día y noche en la limpieza y recepción, sin descansos semanales y durmiendo en un angosto cuarto de la limpieza que carecía de iluminación y ventilación. Una explotación laboral que duró seis años, desde que firmó un contrato cuyo idioma desconocía, apoyándose en una compatriota que en vez de amiga fue un eslabón crucial en el engaño. Una crónica de vergüenza y terror en mitad de nuestras vidas, en la calle San Nicolás de Pamplona. Una historia vieja, eterna y asquerosa.