un proverbio germano asevera que “si prestas, o pierdes el dinero o ganas un enemigo”. Los alemanes andan por ello a la greña con el nuevo Ejecutivo de izquierdas de Atenas porque se les ha puesto farruco a la hora de renegociar las draconianas condiciones del “rescate” y ven peligrar las ingentes remesas de euros que sus bancos habían invertido en el mercado heleno (con intención de hacer negocio, no de repartir ayuda, todo sea dicho de paso). Los alemanes son los primeros que han rechazado de plano la desaparición de la fantasmagórica troika de acreedores (la terna formada por el Ejecutivo de la UE, el FMI y el BCE), una opción que varios países europeos se plantean ya como un primer gesto y una leve concesión política al recién nombrado primer ministro griego, Alexis Tsipras. Los alemanes, en esta partida de póquer que marcará el devenir de la recuperación económica europea y el presumible fin de las políticas que encumbran la austeridad, son un pueblo monolítico a la hora de defender los intereses de sus ahorradores y el bienestar de sus futuros pensionistas -auténtico destino final de muchos de sus fondos de inversión-. Los alemanes no se cansan de sacar pecho porque han resuelto en este siglo y en el pasado sus crisis con perseverancia prusiana y admiración de sus socios austríacos, holandeses, finlandeses, de los países bálticos... y quieren exportar su modelo, ultranacionalista y liberal, al sur de Europa a base de constantes amenazas disuasorias. Los alemanes, sin embargo, no quieren darse cuenta de que se han convertido, chequera en mano, en los gendarmes del Viejo Continente y en el país que más -o en el único, como sostiene el nobel Joseph Stiglitz- se ha beneficiado del euro. Los alemanes apelan constantemente a la solidaridad, a las reformas, a la eficacia y al compromiso europeos desde sus particulares parámetros teutones. Los alemanes, en definitiva, son como esos amigos de toda la vida dispuestos a participar en cualquier juego con la única condición de poner ellos las normas.
- Multimedia
- Servicios
- Participación