n o se fíen de este último fin de semana primaveral. En unos días volverán las lluvias, tal vez las nieves, las nieblas, los días oscuros y ventosos, el país de Mordor como ya nos hemos bautizado con humor. Reconozco, ya lo he escrito alguna vez, que me apasiona el tiempo. Creo que soy meteorosensible. Ya saben, una de esas personas a las que el clima les influye en su cuerpo y en su mente. Dicen los expertos que una de cada tres personas padecen, padecemos, esta patología. En invierno es frecuente, generalmente cuando pasan largas épocas de lluvias, nieves, falta de luz, vientos fuertes y frío. Los síntomas están perfectamente descritos: tristeza, pesimismo, cansancio y, en los casos más graves, ansiedad, migrañas o problemas reumáticos.
He mirado los registros y compruebo que en los últimos cincuenta días, en Pamplona ha llovido en treinta, y en Doneztebe en cuarenta. Ya lo dice la Agencia Estatal de Meteorología: ha sido el mes de febrero más lluvioso en 135 años y cuarenta estaciones meteorológicas navarras han superado los valores medios del mes. Y claro, así no es de extrañar que los ríos bajen como mares. Ya lo dijo el consejero Esparza: la culpa de las inundaciones es de la lluvia y el deshielo. Evidente. Pero igual se podía haber hecho algo más, si no por evitarlas, al menos por prevenirlas. Por ejemplo la Confederación Hidrográfica del Ebro, tan denostada estos días, y a cuyo presidente, Xavier de Pedro, le llueven los palos por todas partes.
Ambos, Esparza y De Pedro, son candidatos en las próximas elecciones, uno a presidente del Gobierno de Navarra y el otro a alcalde de Zaragoza. No sé si serán meteorosensibles, pero este febrero lluvioso, en medio de la precampaña electoral, seguro que les ha producido alguna migraña. Recuerdo que en las anteriores elecciones leí en alguna parte a un experto que afirmaba, categórico, que el clima influye en el sentido del voto. Veremos cómo influye la riada.