s i los pactos se desarrollan según lo previsto, el próximo alcalde de Tudela se llamará Eneko y el de Corella, Gorka. Es una anécdota, naturalmente, pero ilustra hasta qué punto cambió el mapa municipal navarro el domingo. Por primera vez, UPN no es el partido que más concejales tiene, aunque sí el más votado y, lo que resulta aún más llamativo, corre el riesgo de gobernar solo una de las veinte mayores localidades, Cintruénigo, cuando hasta ahora tenía once de esas alcaldías. Le sobrepasa en número de concejales EH Bildu, que gobernará buena parte de las localidades del norte, probablemente Pamplona y otros ayuntamientos de la Comarca, y también algunos más al sur, como Tafalla. El PSN pierde una treintena de concejales y alcaldías emblemáticas como Ansoáin o Castejón, pero en general mantiene el tipo en la Ribera, con una docena de alcaldías aseguradas. También Geroa Bai tendrá un puñado de gobiernos municipales, Alsasua y Lesaka los más destacados, mientras que I-E puede gobernar nada menos que Tudela. Las candidaturas auspiciadas o apoyadas por Podemos han obtenido también buenos resultados, sin explotar en ningún sitio pero con un número de concejales suficiente como para ser decisivos en la conformación de ayuntamientos progresistas. Llama la atención también los buenos resultados obtenidos por las cada vez más numerosas candidaturas unitarias de izquierda en la comarca de Sangüesa, la Zona Media y la Ribera. Es una vieja fórmula que se ensayó con éxito en los albores de la democracia, decayó después arrinconada por los partidos y vuelve a resurgir en lugares como Sangüesa, Olite, Corella o Peralta.
Las urnas han hablado y ahora toca interpretar los resultados y conformar los ayuntamientos. A partir de ahí, quedarán pendientes algunos flecos, como la constitución de la Federación Navarra de Municipios y Concejos o las mancomunidades, con especial atención a la de la Comarca de Pamplona. También aquí se barrunta vuelco.